domingo, 16 de diciembre de 2018

Farewell, Oxford

As the party went on, I was thinking on writing a soul-filled text.

Something able to explain how I felt, how I saw that I was leaving a moment in life to allow a new one. Friends dancing, laughing, drinking and chatiing, smiling and approaching me to wish me best of lucks.

The video they shown me in the restaurant... made me cry. To the extent that when I had to stand up and say something, I could not find my own voice. Goddamnit, I was not expecting that, I was not ready for something like that. However, it was when I was back home and I could watch it without the background noise, listening to my friends and mates for so many years in Oxford that it touched my soul.
Hell, I'm tearful right now.

Six years and a half since I arrived to Oxford.
Six years and a half since I decided to "test my luck in England".
Six years and a half in which I went through penuries, depressions way deeper than what anyone does believe, followed by periods of great personal sucess.
Six years and a half in which I went from bein a nurse to be a Professional with capital "P". Because the OUH have provided me with opportunities I would not have had anywhere else.

To leave a place you call home is never easy. I've done it many times before: the first time I left Mallorca to study in Chile. When I came back from that country of "weones" to return to my homeland. When I left again to work in France. When I left that beautiful country to return to Mallorca a few months and, finally, to leave again to the UK for a promise of quality permanent position. And in all those times I left friendships and loves behind. A part of you always regrets to leave, but another part of you does live the adventure. As a famous Spanish songs says: "I only remembe the goods, nothing from the bads". I believe this is a leading idea in my life.

I am crying right now, and a part of myself does not want to leave. It wants to pull back and stay... but I can't do it now.

Those last years in Oxford have been wonerful, even with their darkest moments. Those moments in which your friendships go through happy moments and you can't be there to celebrate. Those moments in which you feel lonelier than ever and can't see anyone to call. Those moments in which a relative goes through terrible moments and you just wish to be there to hug him, but you can't. Those moments in which the cultural diferences became too difficult, to the point you just wish to leave everything and leave. Those moments in which some people ask you for an attention that you don't receive either (but you are the bad guy "because you left"). Those moments in which you just wish to yell "¡Me cago en todo!" and that someone understands what you are trying to communicate.

In the end, the good moments are way stronger than the bad ones. The seconds may help me to mature, to become a better self, but they do not leave a mark in my life or memories. And that's why now I feel a sadness that I find difficult to explain.

All the laughting moments.
The great professional work I've been able to perform in the ICU of the OUH.
Every relative that thanked, tears in their eyes, our work.
Every patient that could walk back to the unit to say hello.
Every successfull palliative care.
Every "eureka!" moment when we understood what was going on with a patient.
Every time that we could not help a patient and, despite all, we did the impossible to help.
And for every patient whose face and names I will never forget.

In the end, it all goes back to the same: To the deep reason that drives us to chose a sacrified and poorly-waged job. To the satusfaction of a well done job, the realisation of a human duty, to the performace of an excellent care team.

Today I'm leaving behind what I consider the job of my life.

But, unfortunately, work i not everything in life. Not even for a vocation nurse as I am.


Now a new phase opens in front of me. A phase in which I look forward to go back with old friendships and my family. One in which I may be able to find my own place and some stability in life. And, with a bit of luck, a phase in which I'll find a healthcare team nearing the quality of the Churchill Intensive Care Unit from the OUH.


To all of you who made my stance in Oxford possible; to all of you that supported me in the moments of greatest weakness; to all of you that pushed me into going a bit further when I was growing as a professional; to all of you that encouraged me to be an excellent nurse when I was already a senior in the unit; to all of you who challenged me when I messed up; to all of you who confronted me in the face of a bioethical conflict; to all of you that helped me to go through a difficult emoional moment; to all of you who were there in the laughter and tears for our patients:

A heartful "Thank you" to all of you.

I don't know what will happen in the future. But there is something I know for sure: No matter where I am, my door will always be open for all of you.

Big hug. I love you all.

Manuel Gala.


viernes, 14 de diciembre de 2018

Hasta pronto, Oxford

(Tomorrow I'll publish the English version)

Mientras estaba en la fiesta pensaba en escribir algo muy emotivo.

Algo que con lo que explicar cómo me sentía, cómo veía que estaba dejando atrás un momento en la vida para dar paso a una nueva etapa. Los amigos bailando, riendo, bebiendo y charlando, sonriendo y acercándose a mi con sus mejores deseos. O quizá debería decir amigas, pues soy enfermero, después de todo.

El vídeo que me enseñaron en el restaurante... me emocionó hasta las lágrimas. Hasta el punto que cuando tuve que levantarme para decir unas palabras, la voz no me salió. Joder, no me lo esperaba, no estaba preparado para algo así. Pero ha sido cuando he llegado a casa y he podido verlo sin el ruido de fondo, escuchando a mis amigos y compañeros de tantos años en Oxford que me ha tocado realmente una fibra sensible.

Ahora mismo estoy a lágrima viva.

Seis años y medio desde que llegué a Oxford.
Seis años y medio desde que decidí "probar suerte en Inglaterra".
Seis años y medio en que he pasado penurias, depresiones mucho más profundas de lo que nadie cree, seguidas de una gran superación personal.
Seis años y medio en que he pasado de ser un enfermero a ser un Profesional con mayúsculas. Porque los hospitales universitarios de Oxford me han brindado oportunidades que no habría tenido en otro lugar.

Irse de un sitio nunca es fácil. Lo he hecho otras veces: la primera vez que me fui de Mallorca para estudiar en Chile; cuando dejé este país de weones para volver a mi tierra natal; cuando me volví a ir a Francia; cuando dejé este precioso país para volver a Mallorca unos meses y, finalmente, volverme a ir a Inglaterra ante una promesa fija de trabajo de calidad. Y todas esas veces que he dejado amistades y amores atrás. Que siempre te arrepientes por una parte, pero vives la aventura por otra. Como dice la canción de Celtas Cortos "Retales de Una vida:": "Solo recuerdo lo bueno, de lo malo nada". Creo que esta es una máxima en mi vida.

Ahora mismo, estoy llorando, y una parte de mi desea no irse. Echarlo todo atrás y quedarme... pero no puedo hacerlo ahora.

Estos últimos años en Oxford han sido maravillosos, aún con sus momentos más oscuros. Esos momentos en que tus amistades viven un momento maravilloso y tú no puedes estar ahí para celebrarlo; esos momentos en que te sientes solo y no ves a quién acudir; esos momentos en que un familiar pasa un momento terrible y solo deseas poder estar ahí para abrazarlo, pero no puedes; esos momentos en que las diferencias culturales te pasan factura al punto de querer dejarlo todo y largarte; esos momentos en que algunas personas te piden una atención que tú mismo no recibes (pero tú eres el malo porque tú te fuiste); esos momentos en que solo deseas poder gritar "¡Me cago en todo!" y que alguien entienda lo que quieres transmitir.

Al final, los buenos momentos cobran mucha más fuerza que los malos. Estos últimos quizá me sirvan para madurar, para volverme una mejor persona, pero ciertamente no marcan mi vida ni mis memorias. Y esa es la gran razón por la que ahora siento una pena difícil de describir.

Los momentos de risas.
El gran trabajo profesional que he podido desempeñar como parte del equipo de cuidados intensivos del OUH.
Cada familiar que me ha agradecido entre lágrimas nuestro trabajo.
Cada paciente que ha podido volver andando a saludarnos.
Cada cuidado paliativo exitoso.
Cada momento "¡Eureka!" cuando se entiende qué le está pasando a un paciente.
Cada vez que no se ha podido ayudar a un paciente y, aún así, se ha hecho lo imposible por él.
Y por cada paciente que jamás olvidaré ni sus caras ni sus nombres.

Al final todo vuelve a lo mismo: Al motivo profundo que nos lleva a realizar un trabajo sacrificado y mal pagado.. A la satisfacción de un trabajo bien hecho, a la realización de una labor humana como pocas existen, al desempeño de un equipo de cuidados excelente.

Hoy estoy dejando atrás el que considero el trabajo de mi vida.

Pero, desgraciadamente, el trabajo no lo es todo en la vida. Ni siquiera para un enfermero de vocación como yo.

Ahora se me abre una nueva etapa. Una en la que mirar de volver con las viejas amistades y la familia. Una en la que poder buscar asentarme. Una en la que buscar una nueva estabilidad en la vida. Y, con un poco de suerte, encontrar un equipo de cuidados capaz de casi alcanzar al Churchill Intensive Care Unit del Oxford University Hospitals.

A todos los que habéis hecho posible mi estancia en Oxford; a todos los que me habéis apoyado en mis momentos de mayor debilidad; a todos los que me habéis empujado a dar más de mi cuando estaba subiendo; a todos los que me habéis dado ánimos para ser un profesional excelente cuando ya era un experto en la unidad; a todos los que me habéis plantado cara cuando me he equivocado; a todos los que me han contestado ante un conflicto bioético; a todos los que me han ayudado en un momento emocionalmente difícil; a todos los que me han acompañado en las risas y las lágrimas por nuestros paciente:

A todos vosotros: Gracias de corazón.

No sé bien qué me deparará el futuro. Pero algo sé seguro: no importa dónde esté, mi casa siempre estará abierta para vosotros.

Un abrazo. Os quiero.

Manuel Gala.


martes, 17 de abril de 2018

Día 34 de 365: Diario de bitácora: "La búsqueda de Palin"

Supongo que no calibró encontrarse en esa situación. Su rostro mostró la sorpresa dando lugar al pánico. Lo siguiente sería la súplica y la petición de clemencia.


A decir verdad, yo no esperaba haber llegado tan lejos. Cuando el profesor Palin desapareció no dudé en ofrecer una recompensa millonaria por cualquier pista de su paradero y, aunque tuve que filtrar muchas pistas falsas de bastardos que esperaban conseguir dinero fácil, algo salió. Una simple filtración de una nave en un astillero clandestino, una Diamond Back Scout que había sido equipada con un nuevo sistema de camuflaje. Algo que desafiaba toda lógica y todo conocimiento de las tecnologías de camuflaje disponibles hasta la fecha.


No fue fácil tirar del hilo, pero eventualmente me abrí camino entre un entramado de empresas fantasma que al final conducían a la mano ejecutora: Una facción mercenaria cuyo nombre, si os soy sincero, ya ni me acuerdo. Tampoco me importa un bledo.


La historia parecía conducirme directamente a aquellos que habían secuestrado a Palin. Según averigüé, habían sido contratados para crear capturar a Palin usando la información que la DBX, observada por varios comandantes cerca de Obsidian Orbital, les había estado enviando. Para ellos, un trabajo sencillo, a pesar de tratarse de uno de los principales investigadores en materia alienígena.


Me colé en su base haciéndome pasar por un nuevo recluta. Os lo podéis imaginar: No coló, supieron quién era e intentaron matarme.


Os será de útilidad saber que, si hay algo que nadie espera en una estación en el espacio profundo es una carga de demolición. Cuando sacaron las primeras armas activé las cargas, y la descompresión hizo el resto. Mi traje Remlock se activó al momento, y mis botas magnéticas me mantuvieron en el sitio, suerte que no corrieron muchos de los mercenarios. Solo unos pocos, los pilotos, llevaban puestos sus respectivos trajes y salvaron la vida.


Por eso aquel bastardo me miró aterrorizado cuando le apunté a la cara. Suplicó clemencia y me dijo todo lo que quería saber: Era una pista falsa. Les habían contratado para crear varias historias paralelas para cubrir el auténtico paradero de Palin. Ellos jamás habían estado en Maia ni habían participado en su secuestro.


Silencié el sistema de comunicaciones de mi traje. Pude verlo gritar un instante antes de apretar el gatillo, pero no sé lo que dijo. En el vacío, nadie puede escuchar tus gritos.

miércoles, 14 de marzo de 2018

Día 33 de 365: "¿Puedes oírme?"

¿Puedes oírme?

Ha sido una época maravillosa estar vivo e investigar física teórica. Nuestra imagen del universo ha cambiado enormemente en los últimos cincuenta años, y seré feliz si he hecho una pequeña contribución.

El hecho de que nosotros, humanos, que somos meras recolecciones de las partículas fundamentales de la naturaleza, hayamos sido capaces de acercarnos tanto al entendimiento de las leyes que nos gobiernan, a nosotros y al universo, es un gran triunfo. Quiero compartir mi excitación y entusiasmo acerca de esta aventura.

Así que recuerda mirar arriba hacia las estrellas, y no abajo y a tus pies. Intenta encontrar un sentido a lo que ves, y cuestiona qué hace existir al universo. Sé curioso, y por más difícil que la vida parezca, siempre habrá algo que puedas hacer y en lo que puedas triunfar.

Lo único que importa es que no te rindas.

En memoria de Stephen Hawking.
Por haberme maravillado con sus teorías y libros, aunque nunca comprendiera todo lo que decía.

viernes, 9 de marzo de 2018

Día 32: "Perdidas en la selva" (4)


Los acordes de guitarra eléctrica sonaban en la rivera del río Urubamba; un resplandor blanco-azulado iluminaba la parte inferior del ala derecha de Crusader y, tras unos segundos, un crujido sacudió el aparato. El resplandor se apagó y, tras unas cuantas coces, el tren de aterrizaje derecho fue separado de su anclaje y descartado a un lado. Scootaloo se tomó un segundo para secarse el sudor de la frente con la satisfacción de un trabajo bien hecho.

-¡Oh, yeah! Adoro esta canción. I’m on a Highway to hell…!

Canturreando al ritmo de la música, la pegaso saltó sobre Crusader ayudada por sus alas para estudiar el trabajo que todavía tenía por delante. Había quitado el tren de aterrizaje, lo cual reducía muchísimo el peso del vehículo; todavía le faltaba quitar todo el fuselaje que no fuese necesario para la integridad estructural, aunque eso la obligaría a volar a baja altura. Para ella no era un problema, pero los unicornios y los ponis de tierra no toleraban bien la baja presión atmosférica.

Tras unos minutos, Scootaloo tomó un mando a distancia y apagó la música; necesitaba hacer cálculos y los ritmos de ACDC la distraían. Fue una suerte que Sweetie Belle cogiera combustible extra, deberían tener la cantidad exacta para despegar y volver a Cusco. Había descubierto también que un fallo en el lector del combustible la había hecho calcular mal el tiempo de vuelo que les quedaba, no cometería el mismo error otra vez. Luego necesitaría construir algo que flotara mientras Crusader tomaba velocidad para despegar sobre el agua y…

Algo se movió entre la densa vegetación. Scootaloo se giró hacia el origen del sonido.

-¿Hola? ¿Sweetie Belle, Applebloom, sois vosotras?

No hubo respuesta, pero algo volvió a moverse. Scoots saltó del avión y se metió rápidamente en el interior del mismo, dirigiéndose a un compartimento de donde sacó un objeto alargado: un arma humana llamada fusil. Con ayuda de Applebloom había podido adaptarla para ser usada por una pegaso, mediante un simple enganche que dejaba el gatillo al alcance de sus alas. No pretendía en absoluto disparar a nada ni nadie, pero las guías de supervivencia decían que la gran mayoría de animales peligrosos huirían al escuchar la detonación de un arma de fuego.

La pegaso salió fuera de nuevo y subió sobre un ala de Crusader para tener una mejor panorámica. Lo que fuera que se había movido fuera ahora guardaba silencio, pero eso no tranquilizó a la potra.

-Sal, bonito, si no te voy a hacer nada… Venga, no me hagas esto cuando estoy sola…

Tuc.

Algo impactó contra el fuselaje de Crusader; Scootaloo se giró para ver de qué se trataba.

Una lanza.

La intensidad del sol se redujo sobre la zona; una lluvia de lanzas y flechas se precipitó sobre la potra. “Entonces lucharemos a la sombra...”


-¿Quién crees que pudo esconderse en ese taller? -preguntó Sweetie Belle.
-Ni idea. Podría ser cualquiera que apareciera aquí tras la migración. Me pregunto si estará bien, quizá logró escapar.
-Eso espero, Applebloom. Será mejor que nos demos prisa en reparar a Crusader para salir de aquí.
-Sí, algo me huele… ¿Escuchas eso?

Ambas amigas se detuvieron para aguzar el oído; por encima del ruido del agua podía escucharse un sonido bastante inusual. Sonaba como un silbido lejano y tremendamente agudo que se iba volviendo más y más fuerte por segundos.

-¡Mira ahí! ¡Es Scoots, viene a saludarnos! ¡Hey, Scoots!
-Creo que… no es eso, Sweetie.

La pegaso naranja galopaba a toda velocidad impulsándose con sus pequeñas alas, y llevaba el fusil al lomo. Pero no se dirigió a sus amigas: pasó junto a ellas, y estas pudieron ver que el el silbido agudo no era más que el grito histérico de ella que decía “¡¡correeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeed!!”; de hecho, hasta pudieron apreciar el efecto doppler por la velocidad. Efecto que por alguna extraña razón no se producía en su mundo natal, lo habían descubierto al llegar a la Tierra.

Y, por el camino que había aparecido Scootaloo, un montón de ponis aparecieron: Grandes, fuertes, gritones y armados con lanzas, arcos y otras armas primitivas. Sweetie Belle y Applebloom decidieron que, quizá y solo quizá, la estrategia adoptada por su amiga pegaso era la más adecuada en vista de la situación.

Unos cuantos monos observaron con divertido interés como el trío de potras corría por sus vidas. 

Los ponis salvajes persiguieron a sus presas sin bajar un ápice el ritmo de su carrera; las potras giraron tras unas rocas y pasaron por una zona de densa vegetación; luego se perdieron tras unos enormes árboles... y algo cayó al agua. Un grito informó que tres yeguas jóvenes y apetitosas habían caído al agua, y los ponis salvajes giraron en redondo para perseguir a las potras que iban corriente abajo a toda velocidad. 

Varios kilómetros después alguien consiguió atraparlas... y rugió su frustración al cielo.




Allá donde los salvajes habían perdido de vista a las potras, algo se removió entre el fango de la orilla del río. Una bola de barro se alzó se sacudió, abriéndose a continuación unos enormes ojos naranja.
-Despejado -susurró.

Algo se descolgó desde un árbol; atada a una rama con su propia cola, Scootaloo miró alrededor para confirmar lo que decía su amiga.

-Sí, creo que los hemos perdido. Sweetie, puedes salir, ¡has estado genial!

Junto a Applebloom, un nuevo montón de barro, esta vez aderezado con algo de musgo y hojas varias, se alzó, abrió los ojos y puso cara de asco.

-Estoy... horrible, ¡horrible!
-No vayas a hacer como tu hermana y desmayarte, ¿eh? ¡Peor momento imposible!
-¿Cómo pudiste construir esos tres maniquíes con ramas, enredaderas y musgo tan rápido mientras corríamos? -preguntó la poni de tierra amarilla mientras hacía lo posible por sacudirse el barro de encima-. ¡Fue increíble!

A pesar de la gruesa capa de barro, ramitas y demás inmundicias selváticas que cubrían la cara de la joven unicornio, pudieron apreciar una expresión de orgullo en su rostro. Su cuerno brilló bajo el barro y, como si fuera simple agua, se escurrió hasta dejar su pelaje limpio de toda suciedad.

-He practicado mucho con mi magia, querida.

Applebloom saltó al agua para limpiarse y Scootaloo bajó del árbol.

-Y ahora... ¿qué hacemos? No podemos volver con Crusader.
-Pues... no veo más posibilidades -expuso Applebloom con preocupación-. Sabemos que las vías del tren desde Cuzco no son practicables, y no hemos visto ninguna locomotora en Aguas Calientes. Las carreteras están derruidas por tramos, o cubiertas de vegetación, y podría llevarnos una semana caminar hasta Cuzco.
-Está el camino de la selva -señaló Sweetie Belle sacando un panfleto turístico que había recogido en Aguas Calientes-, pero esos locos deben conocerlo mejor que nosotras.
-Bueno, ese panfleto... ¿no dice cómo llegar?
-Espera, que está en español, lo traduzco: "Para tener más información, hable con nosotros". Genial.

Las tres se miraron inquietas.

-La pregunta es, ¿quiénes son esos locos?
-No, os equivocáis las tres.

Todas respondieron a esa frase juntándose y mirando en la dirección de la que había surgido. Era una voz femenina, pero algo grave y raspada. Algo se movió entre los arbustos y una yegua salió sin intentar ocultarse o mostrarse hostil; era de pelaje amarillo oscuro, y sus crines eran un degradado de grises, como un arcoiris en blanco y negro. Sobre la cabeza llevaba un salacot blanco, y vestía un chaleco verde de exploradora ahora raído por el timepo... y las tres jóvenes yeguas abrieron tanto la boca que se hicieron daño en la mandíbula.

-Las preguntas correctas son: "¿Qué hacéis vosotras aquí?" y "¿Podéis ayudarme a salvar el mundo?"

viernes, 16 de febrero de 2018

Día 31 de 365: "Debate: ¿Los carroñeros son formas de vida?" (Elite: Dangerous)

De: Comandante M. Volgrand
A: Instituto Canonn, sección debates.
Re: ¿Son los drones Targoide criaturas vivientes?

La definición de "vida" ha sido debatida largamente a lo largo de la historia de la humanidad, desde los primeros filósofos que dejaron su sabiduría en civilizaciones ancestrales hasta modernas concepciones que incluyen la consideración de efectos cuánticos en la sinapsis neuronal. La concepción del "yo" siempre ha ido ligada a la concepción de la existencia del ser humano en si misma: Yo no puedo considerarme como persona sin reconocer, al mismo tiempo, mi propia existencia e independencia de los sistemas que me rodean.
Los seres humanos hemos creado artefactos que, antaño, habrían sido considerados seres vivientes. Estoy hablando de robots y sondas automatizadas: Por ejemplo, los robots recolectores usados a diario por pilotos de toda la galaxia cumplen una función muy explícita: recoger objetos en el vacío y devolverlos a la base. Hoy día entendemos que sus acciones no son más que el reflejo de complejos algoritmos grabados en sus memorias, y por ello sabemos a ciencia cierta que no están "vivos". Sin embargo, una criatura que no comprendiera estos conceptos podría considerar que los robots recolectores son criaturas sentientes con una vida muy corta y funciones muy limitadas.

Este mismo ejemplo puede extenderse a muchísimas otras creaciones humanas: Los Skimmers de defensa automáticos, las computadoras de a bordo, drones de ciencia, drones reparadores...

Analicemos ahora el caso de los drones targoide denominados "Carroñeros". Estas criaturas han sido observadas en las bases Targoide y en los grandes bosques de Percebes encontrados en varios puntos de las Pléyades. Sus funciones parecen muy limitadas: Limpian lo que parecen heridas infectadas o erosioines de la superficie de la base, expulsan los restos en zonas predeterminadas, y en ocasiones atacan a objetivos hostiles. Sus funciones parecen ligadas a la base en si misma: si se coloca un artefacto de los Guardianes en el ordenador central, la reacción de defensa del mismo es transferida al resto de drones, que iniciarán ataques contra cualquier nave o vehículo humano en las inmediaciones.

Mientras que su forma de actuar no es demasiado diferente de las acciones preprogramadas con algoritmos en las creaciones humanas, su construcción sí que lo es. Su estructura es eminentemente biológica, incluso contando con "órganos" diferenciados y con funciones muy específicas. Su destrucción conlleva la liberación de distintos materiales y artefactos de manufactura Targoide y, como es normal en esta raza, de tecnología biomecánica.

¿Es esta diferencia suficiente para considerar que un Carroñero merece ser considerado como un ser vivo, a diferencia de otros robots creados por los humanos?

A día de hoy, es una pregunta de difícil respuesta.

miércoles, 10 de enero de 2018

Día 30 de 365: "Las ruinas alien" (Elite Dangerous)

Sector Synuefe, sistema XR-H d11-102.
Enero de 3303.
Planeta 1B, órbita baja.

Era una época de emoción para los arqueólogos y científicos de la galaxia. El descubrimientos de las ruinas alienígenas ancestrales por parte del comandante XDeath había supuesto una revolución para toda la humanidad: La certeza de que, al menos en el pasado, hubo otra raza inteligente interestelar y que ahora estábamos descubriendo sus restos. Los últimos testimonios de que dicha raza, apodada "Los Guardianes" alguna vez existió.

El comandante Volgrand había sido de los primeros en acudir alas ruinas cuando Ram Tah hizo saber que había desarrollado un software que permitiría a cualquier piloto descifrar partes de la información guardada en dichas ruinas. Era un sistema de transmisión de información nunca antes visto, combinando lo que parecía ser desde un sistema binario a algo que podría describirse como pura psiónica. Cómo había conseguido este ingeniero hallar un sistema de que nuestros ordenadores se comunicaran con las ruinas ancestrales solo lo sabía él mismo. Para rematar la faena, ofreció una recompensa muy sustanciosa: Un millón de créditos por cada pieza de información descifrada.... y se estimaba que había cientos de estas.

La C.R.V. Star Dwealler mantenía una órbita baja sobre el lugar del yacimiento. Era facilmente visible desde el espacio, no por su tamaño, si no por su forma claramente geométrica, compuesta por varios circulos unidos por líneas. Un patrón demasiado regular para tratarse de algo natural. Cada pocos minutos un paquete de datos le era trasmitido, parte de la información que había solicitado Ram Tah; el Instituto Canonn habia acordado mandar la misma a los comandantes que se encargaran de proteger a los científicos de campo como forma de pago.

La música de la cabina bajó el volumen cuando el ordenador de a bordo detectó una transmisión entrante.

—Comandante M. Volgrand, ¿me recibe?
—Algo y claro. ¿Todo bien ahí abajo?
—Todo bien. Varios comandantes más se han unido al escuadrón, tenemos este area bien protegida. ¿Quiere tomarse un descanso?
—Por favor, la patrulla orbital es aburrida.

Pocos minutos después Volgrand confirmó que una nave de las fuerzas de defensa de Canonn surgía del planeta para reemplazarle; el comandante dirigió a Star Dwealler hacia las ruinas bajo él y, tras completar la aproximación, redujo la velocidad a términos aceptables para un ser humano.

Las ruinas emitían una extraña carga electroestática que llenaba las cabinas de las naves con extraños sonidos, casi como una coral muy distorsionada. Las estructuras estaban completamente cubiertas por tierra, quedando de ellas solo el relieve sobre la superficie. Sin embargo había algunas que conservaban su forma original inalterada, casi como si una fuerza incomprensible las mantuviera libres de ser enterradas por el paso de los siglos. Era en estas estructuras donde los comandantes basaban sus esfuerzos, intentando combinar escáneres de unas y otras hasta obtener un resultado aceptable .

Decenas de vehículos de tierra S.R.V. recorrian las ruinas, iluminando todo con sus potentes faros. Algunas naves servían como iluminación, volando a poca altura sobre el yacimiento con sus focos extendidos; en tierra destacaba especialmente una enorme Beluga que ocupaba la mayor extensión llana del lugar. Las comunicaciones volaban entre los comandantes y científicos, contrastando datos y demás, pero Volgrand activó los filtros hasta la frecuencia de las fuerzas de seguridad.

—... Aquí Viktor, todo despejado en el sector norte.
—Comandante Vaslky, nada que reportar en sector sudeste.
—Aquí Volgrand —informó este—, patrullando sobre el yacimiento.

Un aviso del radar destacó la llegada de una nave desde supercrucero. Volgrand hizo girar la Star Dwealler directamente hacia la misma; una Fer-De-Lance, nave de combate por excelencia, estaba estabilizando su vuelo para contrarrestrar la gravedad de la luna. Un rápido escaneo de la misma denotó una configuración claramente de combate: Láseres de pulso, multicañones, sin hangar planetario, escudo de gran potencia y armadura militar. El nombre del comandante eran solo tres letras: EDC.

—Control de patrulla, aquí Volgrand: Confirmación de comandante, designación "E,D,C".
—Un momento, comandante... No tenemos informe del comandante EDC, Volgrand.
—Envíen refuerzos de inmediato.

Volgrand desplegó su armamento y estableció contacto con la nave de EDC, mandando la comunicación también en abierto a todas las naves cercanas.

—Aquí el comandante M. Volgrand de las fuerzas de defensa de Canonn. Identifíquese, comandante, y diga qué le ha traido a este lugar.

Unos segundos de tensa espera después, la Fer-de-lance desplegó su propio sistema de armamento, ignoró a Volgrand y abrió fuego sobre una nave aterrizada.

Grave error.

Los motores de Star Dwealler rugieron con el post-quemador, y la Python fuertemente reforzada chocó violentamente contra la Fer-de-lance, evitando que siguiera disparando.

—¡Evacúen todas las naves! Y tú, EDC, este será tu último error.

Fue entonces cuado vio el logotipo pintado sobre la nave terrorista: Un lobo que sonreía, enseñando todos los dientes. Volgrand sintió la adrenalina en el estómago, ya que eso significaba una cosa...

Comandante, tres contactos nuevos en el radar. 

...Los combatientes del Smiling Dog Crew nunca, nunca estaban solos.

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Día 30 de 365
10 de Enero. 

Farewell, Oxford

As the party went on, I was thinking on writing a soul-filled text. Something able to explain how I felt, how I saw that I was leaving a m...